o la incertidumbre de un histórico inmueble del patrimonio industrial de la ciudad de Puebla
Leticia Gamboa Ojeda
Hablando de la Revolución industrial se ha señalado que “en un principio la industria textil surge, en buena medida, adosada a los molinos de agua de las grandes granjas”. Este fenómeno también se produjo en varias urbes mexicanas y en la de Puebla se hizo notorio a partir de la cuarta década del siglo XIX, cuando la mayoría de sus molinos de trigo coloniales empezaron a transformarse en fábricas textiles, moviendo sus máquinas con las norias de aquellos, como aprovechando el agua misma que los impulsaba, para ejecutar varias de fases de su proceso productivo.
Fachada fábrica textil Molino de Enmedio. Fotografía Guillermo Robles Callejo. Fototeca Antica de Puebla, A.C., colección “Jorge Carretero Madrid”
Si la ciudad se fundó en 1531, uno de los doce molinos que el primer Ayuntamiento decidió instalar para “satisfacer sus necesidades financieras” y “los requerimientos industriales de la vecindad”, fue el Molino de Enmedio, el cual empezó a erigirse en 1540 por merced otorgada dos años antes a Pedro Sánchez. Adquirió ese peculiar nombrepor ubicarse “em medio” (sic) de otros dos trituradores de trigo, aunque también se dice que por hallarse en medio de dos ríos. El mayor de éstos era el Atoyac, que corría a una legua del casco antiguo de la urbe por el poniente, y otro el de San Francisco, que si bien venía del lado opuesto terminaba confluyendo en el primero, en un punto tan cercano al Molino de Enmedio que, cuando se convirtió en factoría textil3 -en 1842[3]-, tuvo la ventaja de disponer del agua de ambos ríos. Comparada con las demás textilerasde las riberas del Atoyac, no fue de las grandes pero sí muy importante, por esta cualidad. De 1843 a 1957 tuvo un promedio de 3,495 husos y de apenas 115 telares, cifras que lo posicionaron en la medianía.4
Fachada fábrica Molino de En medio, inicios del siglo XX, cortesía Luz Marina Morales
En su etapa colonial, el Molino de Enmedio tuvo muchos dueños. No así en su etapa moderna, pues como fábrica se mantuvo tan sólo en las manos de dos familias. Los Furlong y Malpica, quienes lo heredaron por 1829, lo transformaron en fábrica textil pero no cesaron sus labores de molienda de trigo ¾ahora por las noches¾ hasta bien avanzada dicha centuria. Tal vez esto sucedió hacia 1880, cuando se incorporaron nuevas máquinas textiles, superando en buena medida el anacronismo, y sobre todo el desgaste, que acusaba un inventario de 1873. Para 1914, otro inventario reveló nuevos avances: máquinas más modernas, veloces y potentes, aunque no necesariamente todas nuevas sino renovadas. De todas formas tenía ya un equipamiento más completo y sofisticado, pues por un lado tenía máquinas para procesos que antes se ejecutaban a mano o no se ejecutaban, y por el otro contaba con varios aparatos de precisión.[1]
Como quiera siguió siendo una fábrica modesta, con un terreno de casi 8 hectáreas valuado en 2,564 pesos, su edificio fabril en $ 25,000, la casa-habitación de los dueños en $ 6,673 y los cuartos de los operarios en cerca de 3,000 pesos. Lo más valioso ratifica su importancia en el aspecto arriba mencionado: y es que sus obras hidráulicas ¾presas, desfogues, canales, tanques¾ más los derechos de uso de las aguas para fuerza motriz, tomadas del Atoyac y del San Francisco se calcularonen un total de 234,000 pesos.[2]
A los siete años del segundo inventario, es decir en 1920, la fábrica fue adquirida por una nueva familia: los Rivero-Quijano, quienes buscaron adquirirla para aprovechar la mayor de sus dos caídas de agua, a fin de generar más fuerza motriz para la cercana y gran fábrica que desde 1864 poseían (El Mayorazgo). Aunque con sus nuevos dueños Molino de Enmediomostró mejoras en su estructura productiva ¾como el estreno, en 1927, del primer trócil de alto estiraje introducido en el país¾, su tecnología estuvo lejos de ponerse al día. Por problemas de obsolescencia en sus máquinas y equipos ¾confesó con pena su último gerente, Manuel Quijano¾ cerró definitivamente sus puertas en junio de 1988.[1]
Caída de agua y presa terminada en 1888, fábrica textil Molino de Enmedio. Fotografía Guillermo
Entonces fue que la compró la empresa siderúrgica hylsa, convirtiéndola por un tiempo en centro recreativo para sus trabajadores. Sin embargo éste fue cerrado poco más o menos al cabo de una década, y del inmueble se deshizo en fecha incierta. No sabemos a quién lo vendió, pero hace unos seis años que la prensa hizo correr rumores sobre la intención de levantar allí un centro comercial. Hacia 2012 comenzaron a hacerse trabajos muy discretamente(puertas adentro), con el tradicional disimulo del centro regional del INAH-Puebla, indiferente al enorme valor del mismo por contener, todavía, restos de lo que fue uno de los primeros seis molinos de trigo de la ciudad, empezado a levantar a escasos nueve años de que ésta se fundara. No se sabe qué se sigue haciendo allí, pero sí que el inmueble fue adquirido por un político que en aquel año regía los destinos del estado de Chiapas.