Arqlgo. Iván Hernández Ibar.
El filósofo alemán más desconocido del siglo XX Günther Anders (1902-1992) analizó de manera puntual a la sociedad industrial. Tachado de nihilista, maldito en muchos aspectos, y pacifista en primer término; Anders propone que el ser humano ha perdido la libertad por el avance tecnológico emanado desde la primera revolución industrial. Escribe dos volúmenes con el interesante título de La Obsolescencia del Hombre: sobre el alma en la época de la segunda revolución industrial. Volumen I (1956); y La Obsolescencia del Hombre: sobre la destrucción de la vida en la época de la tercera revolución industrial. Volumen II (1980).
A lo largo de sus ensayos Günther Anders fundamenta cómo los avances tecnológicos han conformado a través de la violencia a la sociedad de consumo, ésta no sólo envenena el medio ambiente, sino divide al mundo en países de opulencia y países de miseria: “El consumo de masas tiene lugar hoy de manera solitaria. Cada consumidor es un trabajador doméstico no pagado al servicio de la formación del hombre-masa” V.I:109.
Anders demuestra cómo los medios de comunicación crean imágenes fantasmagóricas implantadas para el control social, esclavizando el alma y la voluntad del hombre, imponiéndose la virtualidad sobre la realidad; esto nos hace sentir que ya no necesitamos el mundo real y en consecuencia no podemos revelarnos eficazmente ante la injusticia social. Prevaleciendo la ética económica, las masas están obligadas al constante consumo de miles de mercancías elaboradas en líneas de producción altamente industrializadas. La publicidad es destrucción, sin ella no se consumiría con la voracidad deseada por los empresarios, dice Anders. Como subordinado, el ser humano no tiene nada que decir, solo está autorizado para oír la orden de la publicidad: ¡Aprende a necesitar lo que se te ofrece! V.I:171.
Un axioma de la ontología económica en las sociedades industriales dice: Lo que no es aprovechable no es; o no merece ser. Anders aclara que este axioma ha sido catastrófico tanto para la sobrevivencia de la vida en el mundo y en consecuencia para el alma del ser humano. Con esta lógica la sociedad industrial ha expoliado prácticamente cualquier recurso natural y transformado de manera radical el paisaje, con la justificación derivada del “empuje empresarial” y “el desarrollo tecnológico”; ¡sería un despilfarro dejar en paz lo que podría sacársele beneficio económico! canoniza la ontología económica actual. Como lo estamos observando nuestra huella en el planeta tierra se ha convertido en una violenta cicatriz que amenaza gradualmente la historia natural del globo terráqueo.
Las teorías del progreso surgidas a partir del impulso industrial implantadas desde el siglo XVIII a la fecha, han colmado el espíritu del ser humano con un optimismo desbordante, lleno de autoconfianza y desprovisto de autocrítica. La ética económica consolidada a través del ejercicio del poder ha fomentado procesos de transformación del mundo donde todo debe aprovecharse en beneficio de un reducido grupo enriquecido que domina a las masas. Al sistematizar el “caos” natural con el “orden” humano y empleando la eficacia tecnológica no se ha permitido elaborar una conciencia crítica del aspecto evidentemente negativo contenido en la postura antropocéntrica sobre cualquier otra clase de vida en el planeta. La obra de Günther Anders nos explica cómo la lógica de la técnica nos ha llevado a la veneración, pero también a nuestra ceguera ante las máquinas (vergüenza prometeica). Anders tenía una amplia conciencia del significado de la técnica para el control social, a lo largo de La Obsolescencia del Hombre explica el destino final que tendrá este proceso histórico; sin duda, leerlo nos podría ayudar a bajar la ansiedad de la sociedad postindustrial ante el inevitable cambio por venir:
“Sólo en el marco de la tradición antropocéntrica, en que el mundo era considerado como “subordinado” al hombre, o sea, como su servidor, objeto y alimento; y en el que el hombre, aun siendo creatura, no era considerado como parte de la naturaleza, sino como señor ilimitado de todo lo creado; sólo en este marco pudo surgir la ciencia natural y, con ello, la técnica y, con ello, finalmente el industrialismo” V.II:31.
Leyendo la obra de Günther Anders podemos acercarnos a la discusión sobre el significado del patrimonio industrial; el análisis de la sociedad industrial elaborado por este autor nos puede guiar en la búsqueda del equilibrio en cuanto a la evaluación de esta herencia. Este teórico de la tecnología nos ayuda en el análisis crítico tanto de las implementaciones tecnológicas como del impacto que han tenido en la naturaleza y distribución del poder en la humanidad. Proteger y difundir el patrimonio industrial debe hacerse para dejar una muestra de los errores cometidos por la humanidad a lo largo de su historia y debe servir para documentar el espíritu transformador, pero también destructor que innegablemente tiene el ser humano. Anders recibió en 1983 el premio Theodor Adorno, el más alto reconocimiento dado a la filosofía alemana; pionero en el pacifismo, su obra nos puede ayudar a situar en su justa dimensión al patrimonio industrial, además de aproximarnos al pensamiento terriblemente honesto de un ser humano, es altamente recomendable tanto para los optimistas como para los irremediablemente malditos. Para documentar su “optimismo” dos citas a manera de ejemplos:
“… la humanidad ahora o, al menos, los ciudadanos de los países altamente industrializados se sienten obligados a ir tras el nivel alcanzado por la técnica en cada momento, porque ésta va por delante… Actúa de manera que la máxima de tu acción pueda ser la del aparato, parte del cual eres o serás… No actúes nunca de manera que la máxima de tu acción contradiga las máximas de los aparatos, parte de los cuales eres o serás…” V.II:290
-“… la lucha de clases en el sentido tradicional se ha convertido en irrelevante. Es del todo improbable que nosotros, los neoproletarios, lleguemos a unirnos alguna vez para domesticar al enemigo común. Y es tan improbable porque, da igual que habitemos en “cabañas” o “palacios”, ya estamos unidos, pues corremos espalda contra espalda y a ciegas al encuentro de la paz común de los cementerios” V.II:297.
REFERENCIAS
-ANDERS, Günther.
2011 La Obsolescencia del Hombre. Sobre el alma en la época de la segunda revolución industrial. Volumen I. Traducción Josep Monter Pérez. Pre-Textos. Valencia, España. 309p.
-ANDERS, Günther.
2011 La Obsolescencia del Hombre. Sobre la destrucción de la vida en la época de la tercera revolución industrial. Volumen II. Traducción Josep Monter Pérez. Pre-Textos. Valencia, España. 425p.