Luis Antonio Ibáñez González
En las inmediaciones de la ciudad de Puebla corre el río Atoyac, un recurso hidráulico que durante el virreinato sirvió para mover distintos molinos de trigo y en el siglo XIX permitió la conformación de un importante eje de desarrollo industrial: el Corredor Industrial del Río Atoyac. Entre 1830 y 1900 se establecieron a lo largo de este corredor un gran número de fábricas textiles, algunas de las cuales fueron concebidas como grandes centros de producción planificados, sin embargo, la mayoría de ellas aprovecharon las instalaciones de los antiguos molinos de trigo, mismos que experimentaron un proceso evolutivo en el que primero se llevaron a cabo obras de adecuación para dar cabida a los nuevos procesos industriales, después se ampliaron o modernizaron, y finalmente se consolidaron como villas fabriles.
San José El Mayorazgo, o también conocida simplemente como El Mayorazgo, fue una de las primeras fábricas en establecerse en las inmediaciones del Atoyac, inició operaciones en 1842 y se estableció en los terrenos de un antiguo molino de trigo que continuó operando como la unidad productiva más importante de la propiedad hasta finales del siglo XIX. El fundo conocido entonces como “Hacienda de San José El Mayorazgo”, fue adquirido en 1864 por tres socios, entre ellos Alejandro Quijano, quien se mantuvo como su propietario una vez disuelta la sociedad y hasta 1898, cuando formó una nueva sociedad con Manuel Rivero Collada; fue a partir de entonces cuando la producción textil pasó a ser la principal actividad productiva de El Mayorazgo.
Bajo la dirección de Rivero Collada inició un proceso de ampliación y modernización del conjunto textil, cuyas obras incluyeron la construcción de nuevas naves industriales y la erección de un área administrativa que se situó al norte de los espacios de producción, la cual contó con un edificio para oficinas, una capilla y vivienda para los propietarios, administradores y empleados. Las obras fueron concluidas en 1911 según constaba en una de las nuevas naves industriales, pero también en este periodo se llevó a cabo la construcción de un sistema hidroeléctrico que dio servicio a la fábrica, el cual se concluyó un año después y contó con dos unidades de producción exentas del conjunto fabril y una subestación eléctrica ubicada en la propia fábrica. El Mayorazgo se posicionó entonces como la fábrica más grande de la ciudad de Puebla y sus alrededores, así como la segunda del estado, solo por detrás de la de Metepec.
Fábrica El Mayorazgo en la primera mitad del siglo XX. Colección particular de Agustín Mora.
En 1921 las sociedades de los Quijano-Rivero constituyeron la Atoyac Textil, S.A., una nueva sociedad que agrupó distintas plantas industriales de Puebla, entre las que se incluyeron las tres unidades de producción de El Mayorazgo, una planta eléctrica de petróleo llamada Balbucar, así como las fábricas textiles La Esperanza, San Juan de Amandi y Molino de Enmedio. De entre las propiedades que conformaron la Atoyac Textil, la fábrica El Mayorazgo era la más importante y en torno a ella se fue conformando una importante villa fabril. Años después, debido a la creciente demanda de espacios de habitación para sus trabajadores, la compañía donó terrenos para establecer una colonia obrera, de forma que el entonces gobernador del estado de Puebla, el C. Gral. Maximino Ávila Camacho, inauguró el 19 de mayo de 1940 la Colonia Obrera de la Sociedad de Colonos Textiles “El Mayorazgo”, la cual llegó a ser la más completa e importante de la ciudad de Puebla, ya que contó con un campo deportivo, dos templos, una clínica, un jardín de niños, una escuela primaria, lavaderos públicos, así como una ladrillera que produjo el material para levantar sus edificaciones.
La fábrica El Mayorazgo en 1988. Fotografía de Leticia Gamboa.
Atoyac Textil se reorganizó en el año de 1944 y pasó a ser administrada por José de la Mora, quien contribuyó en la dotación y construcción de equipamiento para la colonia obrera de El Mayorazgo; desde entonces, la familia de la Mora estuvo al frente de la fábrica hasta su cierre en 1993. Después de varios años de abandono, en el año 2006 inició un lento y sigiloso proceso de desmantelamiento que llevó a la casi total destrucción del área de producción de la fábrica, ya que aún se conserva la antigua chimenea, así como el área administrativa. Cuando los daños eran ya irreparables después de un periodo de casi 10 años de continuas obras de desmantelamiento, en abril de 2015 se anunció por medio de distintos periódicos locales la demolición de la fábrica El Mayorazgo.
Desmantelamiento de la nave industrial más antigua del conjunto en 2009, 2010 y 2011 respectivamente. Fotografías de Luis Ibáñez.
La demolición de la fábrica es sin duda una gran pérdida para el patrimonio industrial y urbano de la ciudad de Puebla, ya que no sólo era un objeto arquitectónico representativo de un género y una época, sino que fue un sitio industrial que continuamente incorporó innovaciones tecnológicas en sus procesos industriales y en la construcción de sus edificios, además de ser el principal elemento de identidad de una comunidad obrera que se desarrolló en torno a él y uno de los principales focos de desarrollo que promovieron la urbanización del sur de la ciudad de Puebla desde principios del siglo XX.
La pérdida de este sitio no puede considerarse solamente como un hecho lamentable, sino que debe servir para reflexionar sobre la situación actual del patrimonio industrial de Puebla y de otras ciudades del país debido al peligro latente de su destrucción, así como para valorar los bienes tangibles e intangibles que aún integran la colonia obrera de El Mayorazgo, donde los distintos inmuebles, las relaciones entre sus habitantes, las costumbres y las tradiciones locales aún definen la identidad de su comunidad.